sábado, 16 de junio de 2012

Bon voyage!

Estoy perdiendo los esquemas, he perdido el norte.
No sé muy bien qué ha pasado en mi vida este año. Me desencadené, me solté de los anclajes de la amistad tradicional. Me fui al mundo; a conocer.

Pasear sin rumbo fijo por esta ciudad que me enamora. Perderme por sus calles. Subir a las cuevas y sentarme a mirar. Sólo mirar. Experimentar el puro placer estético. Vida contemplativa.
No tengo ganas de nada, sólo mirar. No tengo fuerzas para levantar el pincel. Me estoy limpiando. Katarsis.
Me agobia el hecho de no estar aquí el año que viene. Sé que Estambul tendrá mil posibilidades que ofrecerme y espero aprovecharlas; sé que la Erasmus será una buena experiencia, tanto artística como personal. Pero me agobia estar un año separada de Granada.

No hay mucho que decir, este año no me he involucrado tanto en las artes plásticas; estaba alimentándome de otras cosas. Hace tiempo descubrí que a mí lo que me da vida es LA GENTE: cada persona con su historia y su lugar. Hablar con desconocidos me da fuerzas. Ampliar el horizonte sin salir de la ciudad.


Cada persona me proporcionaba la misma sensación de bienestar que el año pasado me daban los óleos. No intento justificar mi sequía o mis intentos vanos, lo que me interesa es explicar otra manera de arte.

Este desarrollo de la sensibilidad permite conectar de manera más intensa con una fuente poética o una imagen. Me conciencié de la importancia del arte en el mundo gris en el que vivimos, como arma provocativa o como sustento en una época en la que los cadáveres deambulan por las calles sin siquiera mirarse. Necesito compartir lo que he descubierto, necesito que las personas hablen y se amen sin conocerse. Necesito conexiones para hundir un sistema que nos aparta de lo natural en busca tan sólo del máximo crecimiento y beneficio económico. Ya no creo en el dinero, sólo creo en la cultura. Cultura para el pueblo.




Así, empecé el proyecto: "Bloc de acuarelas regaladas"
A veces cuando salgo a pasear llevo conmigo papel, colores y agua. Y es en esos momentos de máximo goce estético cuando suele aparecer alguien, que tras varias palabras pasa de ser un desconocido a tener nombre e historia. Quizá ellos no lo sepan, no tengan consciencia de lo importantes que son para mí. Y es tanto lo que me aportan que cuando termino mi pintura, se la regalo. No habrá fotos, no habrá ningún documento que acredite que esa acuarelada regalada la hice yo, tan sólo una firma fácilmente falsificable. Pero eso no importa, sólo importa el original, en pago por su existencia.

La idea surgió un día en el Campo del Príncipe mientras yo dibujaba el Cristo de piedra de la plaza. La primera acuarela fue para Iván, amigo de "el Chumbo". La segunda para Ela, el senegalés de las cuevas. La tercera para Fernando y Concha.

Ahora sólo me apetece compartir. Darme al mundo y recibir lo que pueda aportarme. Me voy para volver.

Todas esta reflexiones me han llevado a concluir que el camino que el Arte guarda para mí tiene que ver con el ser humano como centro del universo; pero no seré yo quien recoja la belleza superficial de cuerpos anoréxicos rebozados en maquillaje ni de trajes con diplomática y maletines llenos de papeles que apuestan por la destrucción de la Tierra. Yo busco personas de verdad, que brillen y sean auténticas.

Con energías renovadas y a las puertas del verano me gustaría aprender bien a retratar, pero no sólo a dibujar las facciones correctamente sino también a plasmar el alma de cada ser en cada lienzo. Ese es mi deseo y la manera como me gustaría contribuir a cambiar el mundo.


Doy por finalizado este blog, al menos en lo referente a lo puramente académico; quizá siga, quizá no. Todo llegará.









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