viernes, 15 de junio de 2012

Barrunto


Juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.

Luis Chamizo. El miajón de los castúos.




Proyecto y desarrollo del segundo trabajo:

Título: Dehesa
Técnica: Mixta
Soporte: 120 P, tela de loneta
Imprimación acrílica


Tras el planteamiento de la idea en "Al extremo del Duero", llega el momento de describir cómo ha sido la puesta en práctica del mismo.

La cuestión sobre la que incidió el profesor Miguel Peña fue el trabajo "sobre húmedo".
Dado que yo jamás había empleado esta manera de pintar, decidí informarme y hacer diversas pruebas para comprobar su efectividad.

No obstante, antes de comenzar a trabajar sobre lienzo, realicé una serie de bocetos sobre papel para estructurar la composición y adecuar los colores.


PLANTEMIENTO PREVIO

¿CÓMO PINTAR?
  • Acuarelado
  • Pintar sobre húmedo
Cielo:

  • Manchas azules y violetas
  • ¿NUBES?
    • Dejar espacios secos
    • ¿Trabajar con esponja?
Capa de transición:

  • Fusión de los colores del cielo y la tierra
  • Indefinida
  • No demasiado alta
Tierra:
  • Mirar fotos
  • Dividir por planos (diagonales)
  • Colores: ocre, naranja, marrón, verde oliva - FUNDIR
  • Insinuar después la hierba
BOCETOS

Soporte: Papel de acuarela (grano medio) y Bloc de dibujo
Técnicas: Acuarela y lápices de colores








COMPOSICIÓN DEFINITIVA




Como complemento, estudié otro tipo de recursos plásticos que podrían ser útiles. En concreto, el último de los presentados me dio ciertas guías a la hora de iniciar el proceso pictórico.







Después de estas pruebas comprobé la sutilidad y "volatilidad" de este tipo de pintura. Ciertamente me gustó y determiné seguir este camino para romper la solidez del tema; el reto era pues crear un contraste entre lo representado y la manera de hacerlo.

No obstante, aun quedaba por decidir el tipo de soporte y el formato del mismo.
Estaba convencida de que tenía que ser un cuadro grande, que me permitiera realizar vertidos y expresarme con libertad. De este modo, me decanté por un 120 P. Las medidas correspondientes a "Paisaje" me parecieron mucho más adecuadas dado el motivo y la división "cielo y tierra".

En la anterior entrada sobre este proyecto, escribí que me gustaría realizarlo sobre arpillera para recoger la rudeza del campo extremeño. Nuevamente, me decanté por la realización de una prueba previa al trabajo definitivo.

En este boceto 40F en arpillera, decidí experimentar también con la técnica. Dado que el primer trabajo lo realicé en óleo, mantenía la idea de trabajar con temple y acrílico. Mezclando cola y pigmentos, trabajé las primeras capas en temple acrílico. Sin embargo, esta combinación no funcionó del modo en que yo esperaba. Las disoluciones no conseguían expandirse y las manchas de color permanecía estáticas. Posteriormente me dispuse a comprobar si la aplicación de empastes podía favorecer a la composición. La respuesta también fue negativa.



Detalle de empastes

A pesar de los logros y fracasos de los ensayos, estos me sirvieron de práctica para encauzar el camino. 

Finalmente, me dispuse a montar el bastidor y a mezclar pintura.
Me decanté por la loneta ya que las dependientas del Economato me la recomendaron para formatos grandes y porque me parecía un tejido más adecuado para el trabajo en húmedo.




Una vez tensada la tela, comencé con una mancha rápida de temple acrílico muy aguado.


 
 


Pronto comprobé que como primera capa estaba bien pero que me resultaría muy complicado lograr colores brillantes y que la tela absorvía demasido como para lograr el efecto "expansión" deseado. Resolví, de este modo, entregarme al óleo.




A pesar de haber trabajado mucho con esta ténica, era la primera vez que la empleba de esta manera. Recomiendo probarla dado que permite bastante libertad y resulta muy interesante a la hora de estudiar el comportamiento del color, sus mezclas y sus formas de secado.

En un determinado momento, una gran mancha de amarillo se despegó de la tierra y se elevó hacia el cielo, comiéndose el espacio de las nubes. Precisamente, todas las personas que observan esta obra me preguntan por qué está ahí ese color y mi respuesta no puede ser otra que: es parte del proceso. En el instante en que esto ocurrió pensé en cómo podía quitarlo antes de que se secara y, poco después, al volver a mirarlo decidí que estaba bien así, que la pintura tenía vida; y al final le tomé bastante cariño.




Una vez dispuestas las manchas del fondo, incluí diversos elementos más figurativos que compusieran la imagen: las encinas y sus sombras, los matorrales de las jaras, el blanco de las nubes. Normalmente, encima de cada dibujo rociaba agurrás para difuminar los elementos, con más éxito en algunas zonas que otras. Además consideré necesario incluir varios árboles más que destacaran para que la composición no quedara vacía.

Para el día de la entrega este era el aspecto que presentaba:



En la corrección me recomendaron rectificar algunos detalles tales como:

  • Verter una capa más de azul muy diluido en la parte superior del lienzo que unificara el espacio del cielo.
  • Difuminar las nubes.
  • Esconder las jaras, dado que parecían una "concesión a la galería".
La falta de tiempo me ha impedido llevar a cabo estas modificaciones, sin embargo, incluyo un boceto realizado con Photoshop sobre el resultado definitivo que tendría la obra.



Una vez finalizadas todas las demás entregas, incluiré estos cambios también en el original.


CONCLUSIONES:

 He de decir que me siento bastante satisfecha. Este trabajo además de una experiencia estupenda para probar distintas formas de utilizar una nueva técnica me ha llevado a comprobar que el proceso de investigación previo resulta muy útil y permite un avance mucho más rápido a la hora de realizar la obra definitiva.

En concreto, este trabajo me abre una puerta al gran formato y me anima a experimentar las distintas posibilidades que el óleo puede ofrecer. Me siento realmente orgullosa de las formas vaporosas de los ároboles y de las delimitaciones de las sombras.

Por otra parte, he de reconocer que me gustaría mucho pintar de este modo pero una temática abstracta. La energía del color y los salpicados de pintura me conmueven y me llenan de energía para poder continuar.

Anímicamente me siento reconfortada ya que he vuelto a disfrutar de los pinceles después de demasiados meses de sequía y aburrimiento, esta obra ha conseguido renovar mis fuerzas. Ahora tengo demasiadas ganas de que llegue verano y tener todo el tiempo del mundo para pintar.
Supongo que gran parte de la culpa la tiene el hecho de haber estado pensando, a medida en que el cuadro evolucionaba, en la persona a quien va dedicado. Mi madre fue quien me enseñó su amor por el campo y por las dehesas y, aunque ella no lo recordaba, quien me pidió cuando yo tenía doce años que le pintara una encina. Nunca lo hice pero no se me olvidó. Más vale tarde que nunca.

De esta manera pongo fin a este trabajo con muy buen sabor de boca.

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