miércoles, 21 de marzo de 2012

Pongamos que hablo de Madrid (I)

ARTE URBANO

Aprovechando la festividad del patrón de la Facultad, encaminé mis pasos a Madrid. El plan inicial era visitar la exposición del Museo del Hermitage en el Prado pero, como siempre, la capital me sorprendió con pequeños rincones llenos de vida y arte.

Los reflejos de los altos edificios de Gran Vía en los cristales, los antiguos cines, las calles abarrotadas, la gran diversidad étnica del metro... ¡qué me gusta a mí!

La gente, los colores y las obras de arte urbano, especialmente en el barrio de Lavapiés, convirtieron mi visita en una inyección de ganas de crear.









Cada día me parece más importante la posibilidad de los artistas de llegar a la gente de a pie, bien sea a través de la invasión de espacios públicos o mediante la creación de arte-denuncia. Resulta totalmente necesario, especialmente en los tiempos que corren, como herramienta de concienciación, educación y sensibilización popular.

El arte debe abandonar las galerías y museos para convertirse en un medio expresivo para todos, eliminar el elitismo fruto de la mercantilización y favorecer la integración de las creaciones en cualquier ámbito cotidiano. Frente al consumismo desbocado y la nulidad de la propia expresión, es deber y derecho de los artistas enfrentarse a esta visión y hacer del mundo un lugar mejor, más sensible y sensibilizado.

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